El pasado 26 de marzo asistimos a la inauguración de la exposición III Concurso de Pintura MAXAM para personas con discapacidad intelectual. Un evento que sirvió para el reparto de premios a las mejores interpretaciones de la obra «Vanitas» de Alfonso Albacete. En la salas de Casa de Vacas pudimos ver obras de más de 40 artistas diferentes junto a la obra original que sirvió de inspiración, todas ellas tratadas sobre la pared con la misma importancia.
”Este certamen, que alcanza ya su tercera edición, es fruto de una exitosa colaboración con Down Madrid, que nos permite materializar nuestro propósito de contribuir al progreso y desarrollo sostenible de nuestra sociedad mediante programas culturales y educativos”, explica Fernanda Cardama, Global Head People & Resources de MAXAM y Patrona de la Fundación.
La muestra podrá visitarse en el Parque del Retiro hasta el próximo 31 de marzo, así que no lo dejes pasar y descubre el potencial de estos creadores.
Un acontecimiento como este nos ha brindado la ocasión de contar con las palabras de la investigadora independiente Marta Pérez Ibáñez, que podemos leer bajo estas líneas. Todo un honor para nosotras que deseamos que disfrutéis.
CREATIVIDAD Y CAPACIDADES ESPECIALES: LA RIQUEZA DE UNA PERCEPCIÓN DIFERENTE
Lo visual es siempre el resultado de un encuentro irrepetible.
John Berger
La belleza estética, su búsqueda y su encuentro, se han considerado desde siempre uno de los caminos para lograr la felicidad, la plenitud. Freud dijo que “la felicidad en la vida se busca sobre todo en el goce de la belleza, dondequiera que ella se muestre a nuestros sentidos y a nuestro juicio: la belleza de formas y gestos humanos, de objetos naturales y paisajes, de creaciones artísticas y aun científicas”. El desarrollo de la creatividad en el individuo, de la sensibilidad estética, del criterio plástico y de la imaginación creadora están también en la base de nuestro desarrollo cognitivo, comunicativo, psicosocial, y permiten que se generen y crezcan en las personas la libertad de pensamiento y la riqueza cultural. Así, uno de los mayores aportes que la educación puede ofrecer reside en la formación plástica de los individuos como canal para el desarrollo de conocimientos, habilidades, actitudes y capacidades, mediante los cuales la creación y la apreciación del arte y el lenguaje visual influyan de forma positiva en la evolución de ideas, sentimientos, emociones, inquietudes y aspiraciones de las personas involucradas, ya sean niños, jóvenes o adultos. De esta forma, las actividades que incluyen la expresión plástica no sólo muestran las habilidades adquiridas por el individuo, sino la manera en que sus emociones se transforman en expresión plástica, en que sus ideas se convierten en una forma única, personal, distintiva de ofrecer su visión del mundo que le rodea.
Las actividades de comprensión y creación de artes plásticas han demostrado desde hace décadas, ser un aporte fundamental en el crecimiento personal y social de personas con necesidades educativas especiales asociadas o no a la discapacidad. De hecho, los efectos positivos que la praxis y la contemplación de las artes plásticas ejercen sobre la mente, el comportamiento y el organismo humano se han observado y puesto en práctica desde mediados del siglo XX. Actividades como la arteterapia, tal y como la describió Adrian Hill en 1943, proponen el desarrollo de procesos creativos como canal para mejorar, favorecer y explorar el bienestar físico, mental, emocional y social de los individuos que los practican, o como ha expresado el teórico Jean-Pierre Klein, identificando la creación artística como herramienta para un proceso de transformación, recreación y autoconocimiento del individuo.
El entorno pedagógico y ocupacional de personas con capacidades diferentes y con necesidades específicas como las personas con Síndrome de Down, se ve reforzado cuando se incorporan actividades creativas tanto prácticas como contemplativas, que les permiten demostrar además del grado de desarrollo físico, mental y emocional, nuevas habilidades sociales e integradoras. La historia de Judith Scott contada por su hermana Joyce en el documental “¿Qué tienes debajo del sombrero?” es un magnífico ejemplo de cómo una actividad creativa puede a la vez permitir que salga a la luz un espíritu artístico latente, servir de canal de comunicación con el mundo que nos rodea y fomentar el desarrollo de nuevas capacidades desde lo intuitivo, lo primario, lo irracional. Scott, con sus esculturas enredadas como grandes crisálidas, la principal forma de expresión que desarrolló en los últimos años de su vida, ejemplifica bien al artista “outsider”, independiente y libre, ajeno a la norma social imperante, dueño sólo de su propia y particular percepción. La espontaneidad y la destreza en el uso de diferentes técnicas, la intuición y la creatividad al aproximarse a nuevos materiales antes desconocidos, la capacidad para resolver problemas de composición y desarrollo formal, la propia iniciativa en la elección y aplicación cromática, el desarrollo de la psicomotricidad fina y gruesa, así como la motivación y en auto reconocimiento del trabajo realizado y los logros cumplidos, las capacidades sociales de comunicación e interacción tanto con monitores como con compañeros, son algunos de los resultados que la aplicación de actividades de creación plástica proporcionan a personas con Síndrome de Down y otras capacidades distintas, atendiendo a sus necesidades y ritmos de aprendizaje personalizados y evaluando los efectos conseguidos.
La aproximación al cuadro “Vánitas” de Alfonso Albacete que muestra cada uno de los participantes en el concurso de pintura organizado por la Fundación MAXAM y Down Madrid para personas con discapacidad intelectual, llama la atención por los múltiples planteamientos que ofrece. La obra original está siempre presente como referencia, pero lo que cada participante ha visto en ella, lo que le ha llamado la atención, aquello sobre lo que ha querido desarrollar su propia obra, son totalmente distintos, a veces casi antagónicos pero siempre enriquecedores. Desde cambios de formato o estilo, o drásticas variaciones cromáticas o compositivas, hasta la elección de un detalle del cuadro original como protagonista de la nueva obra, todas las opciones son posibles. De nuevo, la frescura y espontaneidad, la libertad y la falta de condicionamientos formales o discursivos que muestran nos sorprende. ¿Qué ven las personas con capacidades intelectuales diferentes cuando se aproximan a una obra de arte? Sin duda, ven más, ven otras cosas y de forma diferente, a menudo ven detalles que al resto nos pasan desapercibidos, elementos que conectan la obra con sus propias vidas, enriqueciendo nuestra visión. Tenemos mucho que aprender de su forma de mirar, interpretar y disfrutar del arte.
Marta Pérez Ibáñez