Según la RAE, un secreter es «un mueble con tablero para escribir y con cajones para guardar papeles», pero en la práctica también sirven para guardar otro tipo de cosas: joyas, piedras preciosas…
El origen de este tipo de muebles es muy difuso, son muy parecidos a este tipo de escritorio tenemos a las farmacias y botiquines de viaje, repletos de cajones y escondrijos donde clasificar medicamentos.
Algunas fuentes hablan de su procedencia francesa vinculada a los gabinetes de arquitectura, un mueble utilizado por los arquitectos para guardar y ordenar sus diseños y planos. El gabinete de arquitectura era un mueble grande y pesado, generalmente hecho de madera oscura, y se parecía mucho al secreter de hoy en día.
A medio camino entre secreter, farmacia portátil, maqueta y gabinete de coleccionista tenemos esta fantástica pieza del siglo XVIII. Se trata de un mueble destinado a guardar principalmente medicamentos simples y compuestos a modo de colección imitando una farmacia monástica del siglo XVIII. Pero en su interior se han encontrado elementos de todo tipo, que poseen otro tipo de valor más allá del terapéutico.
«Ildebrando Biribó»
¿Pero quién es Biribó?, Ildebrando tenía como oficio ser apuntador de funciones teatrales, siendo la última obra en la que trabajo la primera representación mundial de Cyrano de Bergerac el 28 de diciembre de 1897
En Libernado a Biribó conoceremos la historia de este extraño individuo en primera persona, donde un gran secreter es el centro de la escenografía y la escusa para ir a adentrarnos en su historia, durante el tiempo en el que se vacía un gran reloj de arena.