Cinco quintos de Abel Azcona

¿Qué es para ti performance art?

Abel Azcona: Tiempo, espacio y presencia. Pero sin duda considero que es el arte de la memoria. La memoria es un fenómeno del presente, una puesta en escena actual de un evento que tiene sus raíces en el pasado. A través del performance art transmitimos la memoria colectiva. Performance, término derivado de la palabra francesa ´parfournir´ significa realizar o completar un proceso. La teoría de ´performance´ viene de estudios antropológicos que se enfocan en dramas sociales y colectivos y de estudios teatrales. En mi caso personal considero que esta debía ser mi disciplina, dado que lo que yo quiero trasmitir es precisamente un presente alimentado por las raíces del pasado. Por eso concibo el performance arte como un proceso incompleto, al igual que yo soy una persona rota, herida e incompleta. Por eso me parece una herramienta muy válida para comprender, colocar y y completar esas respuestas generadas desde mi propio dolor provocado por mis heridas.

¿Qué opinas sobre la práctica performatica en España?, ¿en qué momento estamos?

Abel Azcona: El Performance Art en España está en continua evolución. Ha sido un arte olvidado e incomprendido, de alguna forma iniciado por las piezas de Joan Brossa, lo que el autor denominó accions espectacle y también con el referente de la creación en julio de 1964 del grupo y de la práctica Zaj, construído y consolidado en 1967 por Juan Hidalgo, Walter Marchetti y Esther Ferrer. También habría que mencionar, y lo hago con orgullo, a mi ciudad Pamplona y lo que supusieron los Encuentros de Pamplona de 1972, organizados ya en la agonía de la época franquista, que modelaron la cadencia del arte en España y permeabilizaron y permitieron la aparición de nuevos acontecimientos, entre ellos el desarrollo de un arte de acción en el que destacaríamos a personajes, continuadores hoy de dicha práctica, como Nacho Criado, Isidoro Valcárcel y Jordi Benito entre otros. Más adelante debo nombrar a Fernando Millán, Pablo del Barco, Josep M. Calleja, Nel Amaro, Xavier Canals, Jose Antonio Sarmiento y otros accionista como Rafael Santibáñez, Lucía Peiró, José Tarragó, Raúl Gálvez, Santi Barber o Nelo Vilar. Hoy en día, la gente lo acepta porque está de moda, que se hable de performance, instalación, ambientación, arte objeto o videoarte. Considero que a la creación no se le debe individualizar porque sería tanto como hablar de una técnica. Prefiero referirme a las estéticas no objetuales, que no son convencionales, sino de vanguardia. El performance art en España se empieza a entender como lo que es, son nuevas maneras de mirar el entorno que nos rodea. Aunque es real y cotidiano encontrarnos con espectadores que ignoran y maltratan el arte de la performance, aunque a muchos artistas de esta disciplina esto nos reaviva y alimenta. Hay artistas emergentes en el arte de la performance en el panorama nacional a tener muy en cuenta como pueden ser Solimán Lopez, Omar Jerez o Marc Montijano.

¿Qué países están a la cabeza en artistas que realizan performace?

Abel Azcona: En Europa, el arte de la performance está presente al figurar en los inicios artistas como Marina Abramovich o Esther Ferrer, en estos momentos es un trabajo importante el de Annie Sprinkle; Guillermo Gómez-Peña & Roberto Sifuentes; Johannes Deimling, Ron Athey; Franko B; Tania Bruguera; y Cuco Suárez. En mi caso al trabajar muy directamente con latinoamérica está presente el trabajo de artista como Regina José Galindo, Marta Minujin o Maria José Arjona. Considero que debemos tener muy en cuenta en el presente y futuro de la performance países como Chile, Colombia o Argentina. Con grandes artistas emergentes como Rolf Abderhalden, Dioscórides Perez, Tzitzi Barrantes, Álvaro Pereda, Fernando Pertuz, Maria Teresa Hincapié o Gustavo Solar.

¿De qué otras disciplinas artísticas se nutre la performance?

Abel Azcona: Creo en la performance como arte total. Los artistas ahora somos mucho más multidisciplinares en relación a épocas anteriores. Incluso varios de nosotros somos empresarios de nuestro trabajo. En el mundo las cosas están cambiando y si alguna disciplina es la culpable de iniciar estas transformaciones, esa es el arte. Aunque también se nutre de la calle, el trabajo es para que sea conocido. Lo llevo a la calle, las galerías, los museos, los espacios culturales e incluso escuelas… En mi caso personal mezclo mi trabajo perfórmatico con fotografía e instalación. Creando exposiciones híbridas. Donde la propia instalación evoluciona gracias al performance, y el performance esta contaminado a raíz de la propia instalación.

Bajo tu punto de vista ¿una performace a de ser únicamente percibida como una manifestación artística?, ¿que otros fines puede cumplir una performance?

Abel Azcona: Una mujer se pone una máscara que consiste en una fotografía de su rostro con un pene de plástico sobre la nariz. Invita o reta al público a que haga lo propio con las máscaras previamente colocadas en sus asientos. Algunas mujeres acceden, pero todos los hombres se resisten y abandonan el salón. No es únicamente una manifestación artística, es una manifestación política. El arte como herramienta crítica y arrojadiza. Pero el performance también puede ser una herramienta de conocimiento del propio individuo, una herramienta con fines terapeúticos o una forma artística de vivir el proceso en primera persona.

¿Una performance ha de hacerse entender o no es necesario?

Abel Azcona: El entender o no entender es tan subjetivo. El ingrediente esencial en el arte efímero y en el arte de la performance, es la destrucción pánica, entendida como posibilidad de liberación, de rompimiento con los conceptos y estructuras sociales, de estructuras escénicas y dramáticas, pero también de los conceptos y prejuicios que asolan a los individuos. Es necesario que el artista viva el proceso creativo, y sea el protagonista. Sin concesiones ni restricciones propios y mucho menos del espectador. En algunas ocasiones defino el performance como un arte egoísta, por y para el artista. Aunque en realidad no hay nada más generoso que dar al espectador la posibilidad de vivir el proceso de forma conjunta al creador. Pero teniendo muy en cuenta que el espectador no debe ser nunca un condicionante, si no un mero elemento más del propio performance dentro del espacio, tiempo y presencia.

¿Cuáles son tus referentes o influencias artísticas?

Abel Azcona: En el mundo de la acción las influencias principales, para mi y supongo que para muchos más son el dadaísmo o el surrealismo, por ejemplo Marcel Duchamp siempre estará presente en mi obra por su capacidad de provocación. Aunque con el paso de los años me doy cuenta que la gente se provoca sola, simplemente mirar a una persona fijamente o un grito provoca, irrita o inquieta. También están presentes John Cage y Esther Ferrer. Con ellos he aprendido a escuchar, y a darme cuenta que realmente una performance es el arte del tiempo, del espacio y de la presencia. Pero sin duda alguna mi mayor influencia soy yo mismo. Mi obra es un claro ejemplo de mi presente y de mi pasado, hablo de heridas provocadas por el abandono, los abusos o el maltrato. Esas heridas son mi mayor influencia. Por esa razón mi trabajo performático narra y explora todo esto. Mi vida es dolor y heridas presentes, utilizo mi obra artística como herramienta de autoconocimiento. Exploro mi miedo y mis heridas de forma real en cada uno de mis trabajos biográficos, y posibilito al espectador penetrar en mis lágrimas, miedos o mentiras.

¿En qué proyectos estás ahora sumergido?

Abel Azcona: Sigo trabajando mi propia experiencia mediante mi obra, día a día, en galerías y calle. Este mes acciono en Buenos Aires con una artista muy crítica de allá y en Berlín con un artista dominicano que tiene una obra realmente llamativa y atractiva. Tengo una acción en Madrid y de allí viajo a Málaga donde estaré en varios espacios de la escena artística malagueña. Además inauguraré mi exposición individual en la Sala de Blas en Archidona con dos performance muy críticas y reivindicativas, que permanecerá todo Febrero. Realizaré el performance «Primal Wound» en Torremolinos para Hidden Gallery que podrá verse mediante Streaming. Y de Málaga volveré de nuevo a Bogotá donde estaré todo el mes de Febrero y parte de Marzo. Mi primer proyecto en Bogotá será pasar 90 horas encerrado día y noche en la Galería Santa Fé, explorando mi propio proceso de gestación. E indagando en mi propio dolor y mis heridas internas. Será un trabajo duro y difícil. El resto del mes estaré en varios Museos y galerías de Arte de toda la ciudad. Incluye casi 50 horas de workshops en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Más de diez conferencias en Centros de Arte y Universidades, más talleres y un total de 25 performances. Después de Bogotá ya tengo confirmado Lima, Buenos Aires o un festival en Junio en Miami con artistas internacionales de Performance muy reconocidos.

¿Qué te ha aportado las redes sociales como artista?

Abel Azcona: Me han aportado potenciar mi dificultad de relacionarme de forma real o sincera. Pero también jugar con ellas. Además de contactos y llegar a espacios reales y ficticios que de forma física nunca llegaría. Abre puertas, pero también desnuda. Aunque las veo imprescindibles hoy en día, es un contacto directo con el espectador y a su vez una provocación directa. Una herramienta útil y con muchas posibilidades.

¿Buscas aceptación o rechazo con tu obra?

Abel Azcona: Entre lo concebido y lo ejecutado suele haber, a veces, una diferencia sustancial, y si no me he sentido conforme cuando he hecho la acción, reflexiono sobre ello y la cambio. Pero si me he encontrado conforme, confortablemente y pensando que he realizado exactamente lo que quería hacer, la respuesta del espectador no influye. Por supuesto que el lado narcisista, el cual yo tengo muy desarrollado por pura supervivencia, se alegra de que te feliciten, pero no es esencial. Lo fundamental es que mi idea y la forma que le doy, su exteriorización, se correspondan con precisión. Cuando se consigue ese punto exacto, sobran las palabras y da lo mismo lo que el observador diga. Generalmente con obras en las que no utilizo ningún material, sólo mi cuerpo, mi voz, mi movimiento… son las que prefiero: expresar lo máximo con lo menos posible, y en ellas me siento más desnudo y vulnerable cara al espectador. En muchas obras menos biográficas se busca realmente la provocación, por lo que muchas veces viene de mano el rechazo. Aunque muchas veces digo que si nos desagrada lo que vemos, es más por su cercanía con la realidad que por su cercanía con la vulgaridad.

¿Cuántos Abel Azcona crees que existen?

Abel Azcona: Reconozco varios, pero me quedo con cinco. Cuando deje de ser persona física, de alguna forma u otra habrá cinco cuerpos en cinco puntos diferentes de la tierra. Nadie reconocerá al cadáver real, porque nadie sabrá que he sido en realidad. Yo tampoco. Para algunas personas seré un artista con poca capacidad de empatía y con un mundo interno lleno de miedos y mentiras. Muchas veces me reconozco en este yo. De alguna forma soy todo mentira. Estoy viviendo una vida que no debería vivir, ya que construir grandes instalaciones en una superficie tan inestable como es el abandono, supone utilizar como herramientas la mentira, el miedo o la ficción. Otro segundo yo es el de víctima, tengo claro que no hay arte sin sufrimiento, peco muchas veces de victimizarme, ahogarme en el dolor y no ser capaz de avanzar, aunque creo que poner sal en una herida es irritarla y controlar lo que te victimiza. Mi tercer yo sería la personalidad cambiante, la persona que se mimetiza al entorno con el fin de sentirse parte de algo y sentir vinculación o apego, muchas veces con falsas personalidades o trastornos diversos. El cuarto Abel Azcona es el que más atractivo me parece, en este «yo» el miedo es protagonista, el miedo terrible a volver a sentir el abandono en mi, me invita a abandonar de forma previa. O a invitar al resto a abandonarme, poniendo a prueba, con mentiras o construyendo castillos en el aire. Y por último esta el Abel Azcona que vivo en el presente, es una especie de masa hecha con todos mis anteriores «yos» o personajes ficticios que de alguna forma me han hecho estar hoy en día vivo y haber aceptado vivir con el dolor, trabajar con el dolor y hacerlo mío, y hacerme suyo. Muchas veces siento que ese cadáver ya está presente. En el momento que nací, como bebé no deseado de alguna forma nací ya muerto, y durante estos años he maquillado ese feto. El problema es que por mucho que lo maquille llega un momento que huele a muerto. Pero al final, lo asumo, nadie quiere soportar el olor a cadáver. Así que, bienvenido nuevo abandono.

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4 comentarios sobre “Cinco quintos de Abel Azcona

  1. No sólo de nuestro país sino de a nivel internacional, sigo el trabajo de Abel Azcona hace tiempo y este 2012 ha estado en más de diez países diferentes, en los museos de mayor prestigio y en muchos festivales. Realmente su obra es apasionante, a mi personalmente no me gustaba nada la obra de los artistas de performance de España, exceptuando Esther Ferrer hasta que descubrí a Abel en una galería de Madrid y de casualidad también pude verle en el SAIC en Chicago y me quede totalmente abrumada. Hoy en día la mayoría de obra de artistas hispanos es postiza y actuada, mayormente proveniente de la danza. Abel Azcona viene del miedo, del abandono y de la sinceridad. Cuando le ves a parte de sentir una presencia extenuante, tienes la posibilidad de ver a alguien que siente y padece de verdad en cada una de sus acciones. Es totalmente admirable como abre su dolor a él mismo cada vez y como nos invita a participar en el. Cada vez que le veo me siento verdaderamente una privilegiada. Me alegro además de que cada vez en España se le está legitimando más, ya que concede talleres y conferencias en sudamerica, méxico, otros países de europa e incluso asia y muchas veces en su propio país nos olvidamos de él y de el propia arte de acción. Participé también en su último workshop en Madrid, vivi de él y con él, y compartí junto con otros compañeros su arte y su dolor. Fue una de las experiencias más increíbles de mi vida. Gracias Abel Azcona, sé que muchos te lo dicen, pero somos tantos los que estamos callados y tú hablas por nosotros. Tantos que llevamos un Abel Azcona dentro. GRACIAS por ser tan grande.

  2. Yo es otro, o muchos. Esa cualidad
    del sujeto escindido de éste nuestro tiempo. Un sujeto que manifiesta por lo demás
    que es deseo, es decir, carencia. Que habla desde su particularidad pero que a
    la vez hace traslucida una sintomática. ¿De qué? Esa es la pregunta que cada
    quién debería asumir. La ficción de sí mismo no es una alternativa, es una realidad
    constante. Una plaga decidida por un tiempo en donde la diferencia se enmascara
    de necesidades. Asumirse a sí mismo como materia y obra, como referente, no es
    una falsa vanidad, es un heroísmo en medio de tanta basura.

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