¿Por qué hacemos bromas el 28 de diciembre, día de los inocentes?

Hace unas semanas visitamos la Real Academia de Bellas Artes San Fernando, institución clave para la formación de muchos artistas y precedente de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Allí nos encontramos con el impresionante conjunto escultórico «la Degollación de los inocentes» del escultor José Ginés (Polop de la Marina, Alicante, 1768 – Madrid, 1823).

Puro dramatismo y emoción, que nos hizo preguntarnos qué relación podría tener este acontecimiento con la costumbre de hacer bromas.

Cada 28 de diciembre, dentro de las celebraciones navideñas, conmemoramos el Día de los Santos Inocentes. De los cuatro evangelios canónicos, que conforman el Nuevo Testamento, el único que menciona este episodio es Mateo (Mt 2, 16-18). En él se narra cómo el rey Herodes I el Grande, tras hablar con los Reyes Magos, decide ordenar el asesinato de todos los niños menores de 2 años de Belén (Judea) y su comarca. Temía que se cumpliera la profecía de Jeremías (Jer 31, 15) y peligrara su poder.

Lo que cuenta en el Nuevo Testamento es bastante escueto, por lo que la iconografía se nutre de otras fuentes no canónicas como por ejemplo: el Protoevangelio de Santiago (XXII, 1), el Pseudo Mateo (XVII, 1), o el Evangelio de Nicodemo (IX, 3), el Evangelio árabe de la Infancia (IX, 1), La Historia de José el carpintero (VIII, 1-2), el Evangelio Armenio de la Infancia (XIII-XIV), entre otras.

Es curioso como este episodio tan truculento de la infancia de Jesús, que evitó ser asesinado, se recuerde realizando bromas. ¿A que será debido?

Pero ¿por qué gastamos bromas?

Aunque sabemos que cristo nació en primavera, la celebración de su cumpleaños a lo largo de los siglos (desde el año 221) se ha hecho coincidir con otra fiesta pagana de origen romano: la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto (25 de diciembre), precedidas de las Saturnales (entre el 17 y el 23 de diciembre). Estas celebraciones se decoraban los hogares y se hacían regalos a los amigos y familiares, ¿os suena?

Durante las Saturnales había la tradición de que se liberasen esclavos e incluso que sus amos intercambiaban sus papeles con ellos durante unos días.

En el medievo, esto derivó en Fiesta de los Locos o la Fiesta del Obispillo. Unas fiestas donde este intercambio de roles se producía entre un niño y el obispo.

Parece ser que para frenar los excesos de estas fiestas paganas, se decidió unir con la conmemoración de la matanza de los inocentes. En España y Latinoamérica el muñeco de papel pegado en la espalda sirve, no solo para identificar al inocente, también para recordar el episodio bíblico. 

Junto con el muñequito de papel, los medios de comunicación también celebran tradicionalmente este día creando noticias falsas.

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